¿Quién puede resistirse a este postre? Una delicia de chocolate con sorpresa dentro que volverá loca a toda tu mesa. Es súper fácil de preparar, rápido y es un postre original y diferente. Este volcán de chocolate, también llamado «coulant», necesita muy pocos minutos de horno, por lo que el centro queda líquido, y se desparrama cuando lo abres con la cuchara. ¿Se te está haciendo la boca agua? ¡A por él!
Juntamos en un bol de cristal el chocolate negro y la mantequilla y lo derretimos poco a poco. Podemos hacerlo con el bol colocado sobre una olla con agua al fuego, al baño maría, o utilizar el microondas, pero en este caso iremos poco a poco parando cada 30 segundos para remover y evitar que el chocolate se queme.
Removemos suavemente hasta que los ingredientes estén completamente fundidos y mezclados, y los dejamos templar.
Mientras, batimos los huevos con el azúcar hasta que la mezcla quede espumosa, lo que en repostería llamamos punto de cinta. Incorporamos a esta mezcla el chocolate y la mantequilla derretidos.
Añadimos la harina y el cacao previamente tamizados y mezclamos con unas varillas para integrar bien toda la masa. Debe quedarnos una crema de chocolate espesa.
Engrasamos los moldes con mantequilla y espolvoreamos con un poco de cacao para que nuestro volcán de chocolate no se pegue. Los rellenamos entonces hasta cubrir 1/3, para que no desborden.
Dejamos reposar durante media hora antes de meterlos en el horno. Es importante precalentarlo a 220 grados durante 10 minutos. Luego introducimos los volcanes y los dejamos hornear durante 10-12 minutos.
Retiramos del horno y dejamos reposar unos minutos antes de desmoldar nuestros volcanes con cuidado de no quemarnos y sin que se rompan. Servimos en un plato de color claro y decoramos con fresas o frutos rojos. ¡Ya podemos disfrutar de nuestros volcanes y su deliciosa lava de cacao! ¡Mmm!
La única dificultad de este postre es el horneado. El resultado debe ser un bizcocho consistente por fuera con el corazón derretido. Como cada horno tiene sus tiempos, prueba a hacer uno primero para dar con la fórmula.
Para que los huevos se monten bien y alcancen el punto perfecto, deben estar siempre a temperatura ambiente.
Sirve tu volcán de chocolate caliente con una bola de helado, ¡te encantará el contraste!