El salmorejo, plato típico de la provincia española de Córdoba, es una de las recetas estrella del verano. Similar al también riquísimo gazpacho, el salmorejo es tan fácil de preparar que se convertirá en el aliado perfecto para tus comidas y cenas estivales. Prueba a prepararlo como entrante o aperitivo, ¡acertarás seguro!
Gracias a los tomates esta receta no solo está buenísima, sino que te cuida por dentro. Esta hortaliza que alcanza su punto óptimo en verano es toda un todoterreno. ¿Por qué? Porque aporta a nuestro organismo una gran cantidad de nutrientes. Estos son los principales: vitamina A, C y K, además de minerales y sus propiedades antioxidantes. Disfruta de esta fresquita, ligera, nutritiva y, sobre todo, deliciosa receta. ¿Qué más se le puede pedir a un plato?
Lo primero que debemos hacer es retirar los rabillos de los tomates y lavarlos bien para quitar cualquier resto de suciedad.
Una vez limpios, los cortamos en trocitos.
Después, pelamos el ajo y lo introducimos en un recipiente junto con los tomates troceados, el aceite de oliva y una pizca de sal.
Empezamos a triturar con la batidora y vamos incorporando el pan poco a poco.
Una vez añadido todo el pan, solo tenemos que batir todos los ingredientes hasta obtener una mezcla homogénea sin restos de piel o pepitas de los tomates.
Para acompañar el plato, podemos picar un poco de jamón ibérico y el huevo duro en dados pequeños.
Para terminar, servimos el salmorejo en el bol en el que vayamos a consumirlo.
¡Solo queda el toque final! Añadir un poco de jamón y/o huevo picados por encima. ¡Tómalo fresquito y a disfrutar!
Para evitar que queden restos de pepitas o piel de los tomates puedes utilizar un colador chino para conseguir un salmorejo con una textura mucho más fina.
¡No te olvides de guardarlo en la nevera! Así se conservará mucho mejor y estará mucho más fresquito a la hora de servirlo.
Puedes sustituir el huevo y el jamón serrano que acompañan al salmorejo por otros ingredientes. Prueba con un poquito de perejil picado o con cebolleta y pepino, ¡están deliciosos!