Mmmm… ¡Croquetas! Es escuchar esta palabra y se nos hace la boca agua. ¿Por qué será? Pues porque están buenísimas y son un plato amado por casi todos, especialmente por los niños. Esta receta de croquetas de espinacas y Queso Cabrales D.O.P. Maestro Quesero es una delicia y, aunque parezca complicada, seguro que la prepararás fácilmente y sorprenderás a los tuyos con un delicioso entrante.
Lo bueno que tienen las croquetas caseras es que admiten casi cualquier ingrediente principal, por eso esta receta es perfecta. Si quieres salir de la típica receta de croquetas de jamón, las croquetas de espinacas y queso son tu mejor opción.
Estas croquetas con espinacas y queso son un plato delicioso y fácil de preparar, además su sabor es delicioso. Son perfectas para introducir verduras como las espinacas a los más peques de la casa de una forma divertida.
Las espinacas son unas verduras ricas en vitaminas y minerales. En concreto, son fuente de vitamina A, C y E. ¡Además contienen muy pocas calorías! Por eso estas croquetas de espinacas y queso Cabrales son perfectas como entrante o como plato principal, acompañándolas de una ensalada.
Si eres tan fan de las croquetas como nosotros, no te pierdas nuestras recetas de croquetas de queso y de croquetas de cecina y puerro.
¿Te apuntas a probarlas?
Ponemos las espinacas frescas en una sartén con una pizca de aceite de oliva a cocinar hasta que estén tiernas.
Las salteamos. Es importante no cocerlas para que no queden empapadas y el líquido afecte a la consistencia de la masa de las croquetas.
Cuando estén listas las escurrimos un poco para quitar todo el agua posible.
Las ponemos sobre una tabla, las picamos a cuchillo para que queden finas y reservamos.
Después, ponemos un chorrito de aceite de oliva virgen extra en una sartén, que puede ser la misma que hemos usado para las espinacas.
Sofreímos la cebolla picada muy fina hasta que esté blanda y haya cogido color.
Cuando la cebolla esté blanda, añadimos las espinacas y removemos bien para que terminen de perder la humedad.
Salpimentamos a nuestro gusto y retiramos del fuego.
Para preparar la bechamel, ponemos a calentar la mantequilla en una cazuela ancha a fuego suave.
Cuando se haya disuelto, distribuimos bien la harina por todo el ancho de la cazuela y removemos con unas varillas para que la harina se cocine durante unos 5 minutos sin que se formen grumos.
Cuando toda la harina esté cocinada, pero no tostada, vamos agregando la leche del tiempo poco a poco sin dejar de remover para evitar que se formen grumos.
Añadimos la nuez moscada, pimienta y sal y, cuando empiece a hervir, añadimos las espinacas con la cebolla y removemos bien.
A continuación, incorporamos el Queso Cabrales D.O.P. Maestro Quesero desmenuzado y seguimos removiendo sin parar hasta que la masa espese.
Para saber si está lista, cuando hierva, las burbujas del borboteo deben ser gruesas, casi dejando ver el fondo de la cazuela.
Ya podemos retirar la cazuela del fuego y extender la masa de las croquetas en una fuente llana.
Dejamos que la masa enfríe totalmente unas cuantas horas. Si queremos acelerar el proceso, cubrimos la fuente con un film para que no se humedezca y la metemos en la nevera.
Con la masa ya fría, empezamos a envolver las croquetas. Podemos darle forma con dos cucharas o con una cuchara y nuestras manos. Es importante que queden más o menos iguales, lo agradeceremos a la hora de freírlas.
Seguidamente, rebozamos cada pieza de masa en pan rallado, huevo y pan rallado, por ese orden.
Cuando estén todas hechas, las freímos en aceite bien caliente y, cuando estén hechas, las vamos colocando en una fuente.
Dejamos enfriar un poco las croquetas para que no quemen demasiado y, pasados unos minutos, ¡a comer!
Retira del aceite los restos de pan rallado entre tanda y tanda de croquetas para que no se quemen y estropee el sabor de las siguientes.
Ya sabes qué hacer cuando saques las croquetas del aceite, ¿verdad? Colócalas en una bandeja con papel absorbente, el de cocina funciona genial. Así el papel absorberá el exceso de aceite y las croquetas quedarán todavía más crujientes.
Si te gusta el rebozado súper crujiente, puedes añadir al pan rallado unos frutos secos picados muy finitos o unos cereales tipo corn flakes machacados.
Si ves que la bechamel te está saliendo con grumos, pásale una batidora y, ¡listo! No afectará en nada al resultado final.
Puedes sustituir la harina por el pan rallado en la primera fase del rebozado, pero en la segunda no te la juegues. ¡Sigue el orden!
