Los buñuelos de viento son un postre tradicional elaborado a partir de harina de trigo, manteca y huevos. Tienen el nombre ‘de viento’, porque al freír su masa en la sartén, pueden llegar a doblar su volumen.
Aunque son típicos de festividades como el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, los buñuelos de viento pueden consumirse en cualquier época del año. Hay quién los come para desayunar o quien los merienda. La realidad es que los buñuelos de viento van bien en cualquier momento; ideales para acompañar el café, como desayuno, o incluso, como detalle para regalar.
Nosotros elaboramos nuestros buñuelos respetando la receta tradicional. Sigue leyendo para conocer todos los pasos. ¡Esta receta no se te resistirá!
Lo primero que debemos hacer es tamizar la harina. Para ello, cogemos el colador y vertemos sobre él la harina. Damos pequeños golpes al colador, permitiendo que la harina traspase sobre él y caiga sobre un bol, eliminando todos los grumos. Dejamos reposar.
Posteriormente, mezclamos el agua, la leche, la mantequilla, el azúcar y la sal en un cazo y ponemos al fuego.
En cuanto comience a hervir, apagamos el fuego. Añadimos la harina previamente tamizada, y mezclamos con una espátula o lengua de cocina hasta conseguir un aspecto homogéneo.
Una vez obtenida una mezcla uniforme, añadimos un huevo. Mezclamos con unas varillas manuales o eléctricas a la velocidad más baja. Hacemos lo mismo con el resto de huevos. Junto al último huevo, añadimos la levadura química.
Mezclados todos los ingredientes, tapamos el cazo con papel film. Lo dejamos reposar en la nevera durante 1 hora.
Transcurrido ese tiempo, es hora de dar forma a los buñuelos. Cogemos una pequeña porción de masa y ayudándonos de dos cucharas pequeñas, le damos forma redondeada. Repetimos el proceso hasta agotar la masa.
Encendemos el fuego a temperatura alta y sobre él colocamos una sartén con abundante aceite.
En cuanto el aceite esté muy caliente, sin que llegue a humear, vamos añadiendo nuestros buñuelos. Debemos tener en cuenta que crecen casi al doble de su tamaño.
Dejamos que nuestros buñuelos se doren por un lado y les damos la vuelta para que se hagan por el otro.
Mientras los buñuelos se fríen, colocamos papel de cocina sobre un plato o fuente. En cuanto nuestros buñuelos estén dorados por los dos lados, los retiramos de la sartén y los dejamos reposar sobre el papel de cocina. Espolvoreamos el azúcar glas y la canela en polvo por encima y, ¡listo!
El éxito de esta receta se debe a uno de sus ingredientes estrella, la Mantequilla Dorada Especial para Repostería. Un producto elaborado siguiendo la receta tradicional con ingredientes 100% naturales, sin aditivos artificiales: mantequilla y colorante natural para darle un acabado dorado perfecto en todas tus recetas. Porque de la mejor leche Central Lechera Asturiana, procedente de ganaderías familiares sostenibles de Asturias, sólo podemos obtener la mantequilla más auténtica, natural y nutritiva, un imprescindible en tu cocina. ¡Notarás la diferencia!