Los espárragos son ricos en vitaminas C y E, flavonoides y lignanos, un tipo de fitoestrógenos – compuestos vegetales de estructura similar a los estrógenos. También presentan vitaminas del grupo B como la riboflavina y el ácido fólico, y betacaroteno (provitamina A).
La vitamina C ayuda fortalecer el sistema inmune; mientras que la vitamina E contribuye a la protección de las células frente al estrés oxidativo. La riboflavina (vitamina B2) está involucrada en el correcto funcionamiento del sistema nervioso y de la vista, puede ayudar a reducir la migraña y mejorar el aspecto del cabello, piel y uñas. El ácido fólico (vitamina B9) es esencial en la síntesis de ADN y la división celular. En mujeres embarazadas las necesidades de esta vitamina son superiores.
Los lignanos y flavonoides son compuestos con capacidad antioxidante. Neutralizan la acción de los radicales libres y pueden ayudar a prevenir la aparición de diferentes enfermedades no transmisibles.
Los espárragos son los vegetales más ricos en zeaxantina, un carotenoide al igual que la luteína. Estos compuestos se encuentran en la región de la retina denominada mácula, y ayudan a evitar la degeneración macular, el glaucoma o la pérdida de la visión.
En cuanto a su contenido en minerales, los espárragos presentan cantidades importantes de potasio (contracción muscular), fósforo (salud ósea), hierro y yodo. También contienen calcio y magnesio en menor proporción.