La chirimoya tiene un efecto saciante. Su aporte de fibra mejora el tránsito intestinal, facilitando la digestión y ayudando a prevenir el estreñimiento. Presenta galactooligosacáridos, que actúan como fibras prebióticas favoreciendo la microbiota intestinal.
Es una fruta de fácil digestión debido a su contenido en enzimas que autodigieren la pulpa. Esto hace que sea muy recomendable en ancianos, niños, embarazadas y personas convalecientes.
La vitamina C favorece la absorción de hierro, haciéndolo más biodisponible para el organismo. Además de esto, esta vitamina interviene en la formación de colágeno, huesos, dientes, glóbulos rojos.
Su contenido en potasio puede ayudar a mejorar la salud ósea y a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Este mineral tiene la capacidad de disminuir la presión arterial, actuando como regulador de esta.