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FRUTAS

Chirimoya, el “manjar blanco” que mejora las digestiones

La chirimoya (Annona cherimola) no es un fruto simple, si no que consta de un agregado de frutos. Cada fruto está delimitado por cada una de las “escamas” que se aprecian en la piel de la chirimoya. El origen de esta fruta se encuentra en Sudamérica, concretamente en los Andes peruanos y las montañas de Ecuador. Fueron los españoles quienes la llevaron a Europa, y desde ahí a África y Asia. Su nombre en quechua, chirimuya, significa “semillas frías”, ya que crece en
altitudes elevadas de entre 1400 y 2000 metros.

Existen alrededor de 50 especies de chirimoyas, siendo las más habituales las verdes, las grises, y las rojas o rosas. Su cultivo en España se localiza principalmente en la costa de Granada.

Valor nutricional
Por ración de 200 g

Valor energético: 108 kcal

Grasas: 0,2 g

Hidratos de carbono: 24 g

Fibra: 2,3 g

Proteína: 1,2 g

Agua: 92,3 g

Composición nutricional

El componente mayoritario de la chirimoya es el agua, suponiendo el 77% de su peso.

Es una fruta alta en carbohidratos, en su mayoría azúcares simples como la fructosa y la glucosa, por lo que tiene mayor valor calórico que otras frutas. Su contenido en proteínas y lípidos es bajo, sin embargo, presenta ácido fosfórico.

Destaca por su contenido en potasio y vitamina C. Es fuente de potasio al cubrir, por 100 gramos de porción comestible, casi el 20% de las necesidades diarias de este mineral. El potasio contribuye al correcto funcionamiento del sistema nervioso y muscular. En cuanto a la vitamina C, que ayuda a proteger al organismo del estrés oxidativo, 100 gramos de chirimoya nos aportan más del 24% de las necesidades diarias.

También presenta vitaminas del grupo B, y otros minerales como calcio, hierro y fósforo.

 

Beneficios para la salud

La chirimoya tiene un efecto saciante. Su aporte de fibra mejora el tránsito intestinal, facilitando la digestión y ayudando a prevenir el estreñimiento. Presenta galactooligosacáridos, que actúan como fibras prebióticas favoreciendo la microbiota intestinal.

Es una fruta de fácil digestión debido a su contenido en enzimas que autodigieren la pulpa. Esto hace que sea muy recomendable en ancianos, niños, embarazadas y personas convalecientes.

La vitamina C favorece la absorción de hierro, haciéndolo más biodisponible para el organismo. Además de esto, esta vitamina interviene en la formación de colágeno, huesos, dientes, glóbulos rojos.

Su contenido en potasio puede ayudar a mejorar la salud ósea y a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Este mineral tiene la capacidad de disminuir la presión arterial, actuando como regulador de esta.

 

¿Cómo saber si la chirimoya está madura?

La piel de la chirimoya es muy sensible al tacto y ennegrece fácilmente. Debemos consumirla cuando está completamente madura, evitando guardarla en la nevera, ya que el frío interrumpe su maduración.

La manera más fiable de saber si la chirimoya está en su punto de madurez es presionar con los dedos y notar que la pulpa cede levemente. También podemos fijarnos en su color, que debe ser un verde claro tirando a amarillento.

La chirimoya en la cocina

La chirimoya resulta deliciosa como fruta fresca. Sin embargo, también podemos utilizarla para preparar batidos, smoothies, helados o mermeladas caseras, o como base en la elaboración de dulces saludables.

Combina muy bien con plátano, piña coco o zumo de limón. Resulta especialmente interesante su empleo en purés o zumos para niños pequeños por su fácil digestión.

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