Tipos de vitaminas y sus funciones

Las vitaminas son micronutrientes sin valor energético que nuestro cuerpo necesita en pequeñas cantidades para funcionar correctamente ya que intervienen en múltiples reacciones químicas y procesos metabólicos de regulación del organismo. Estas se dividen en dos grandes grupos: vitaminas liposolubles y vitaminas hidrosolubles, y cada una juega un papel crucial en la salud. Las vitaminas liposolubles se encuentran en tejidos grasos (por lo tanto, se pueden acumular en el organismo) y las vitaminas hidrosolubles en tejidos acuosos (si se ingieren en exceso, son eliminadas a través de la orina). En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de vitaminas, sus funciones, y dónde podemos encontrarlas.

Vitaminas liposolubles

Las vitaminas liposolubles son un tipo de vitamina soluble en lípidos y, por lo tanto, generalmente son vehiculizadas en la grasa de los alimentos. Se almacenan en los tejidos grasos del cuerpo y en el hígado, lo que significa que no es necesario consumirlas diariamente en grandes cantidades. Si te preguntas cuáles son las vitaminas liposolubles, este grupo incluye las vitaminas A, D, E y K. 

  • Vitamina A: Es fundamental para la visión, el sistema inmunológico, el mantenimiento de las mucosas, el crecimiento y diferenciación celular y la reproducción.
  • Vitamina D: Ayuda a la absorción del calcio y su fijación en los huesos, promoviendo la salud ósea. Estudios recientes están investigando otros roles de esta vitamina más allá de su papel en el metabolismo del calcio ya que se ha relacionado con la salud cardiovascular, la reducción del riesgo de hipertensión y diabetes, y la función inmunológica, entre otros. 
  • Vitamina E: Actúa como un potente antioxidante. Por esto, es importante para proteger a los lípidos y otros componentes de las membranas celulares del daño oxidativo causado por los radicales libres. 
  • Vitamina K: Interviene en la síntesis de numerosos factores de coagulación y en la síntesis de proteínas óseas específicas, así como en el metabolismo de ciertas proteínas fijadoras de calcio. Por esto, es crucial para la coagulación de la sangre y la salud ósea.

Vitaminas hidrosolubles

Las vitaminas hidrosolubles se disuelven en agua y no se almacenan en el cuerpo (a excepción de la B9 y la B12). Por lo tanto, es necesario consumirlas regularmente a través de la dieta. Además, los alimentos pueden sufrir pérdidas de estas vitaminas durante los procesos culinarios y pueden eliminarse en el agua de cocción. Este grupo incluye la vitamina C y las vitaminas del complejo B (B1, B2, B3, B5, B6, biotina, B9 y B12).

  • Vitamina C: Esta vitamina  interviene positivamente en la absorción del hierro. Es importante para el crecimiento y reparación de los tejidos en todo el cuerpo ya que es necesaria para la síntesis de colágeno. También es un potente antioxidante.
  • Vitaminas del grupo B: Este grupo de vitaminas es bastante amplio y lo conforman las vitaminas B1, B2, B3, B5, B6, biotina, B9 y B12. En general, ayudan a que se lleven a cabo los procesos de obtención de energía. Estas vitaminas son esenciales para el metabolismo, la función nerviosa, la producción de energía y la formación de glóbulos rojos. 

¿Dónde se encuentran las vitaminas?

Aunque algunos tipos de vitaminas pueden formarse en el organismo (por ejemplo, la vitamina D se forma en la piel por la exposición solar y la vitamina K2 puede ser sintetizada por la microbiota intestinal), normalmente no se sintetizan en cantidades suficientes, por lo que tienen que ser aportadas a través de la dieta. Mantener una dieta variada y equilibrada es clave para obtener todas las vitaminas necesarias y gozar así de un buen estado de salud. La combinación adecuada de alimentos de diferentes grupos asegura que se cubran todas las necesidades vitamínicas.

Dónde se encuentran las vitaminas liposolubles

  • Vitamina A: Se encuentra en forma de retinol (vitamina A preformada) en alimentos de origen animal como el hígado, los productos lácteos enteros y la mantequilla, o la yema de huevo. En los alimentos de origen vegetal se encuentra en frutas y verduras de color naranja y verde oscuro, como zanahorias, espinacas y batatas, en forma de betacaroteno (precursor de la vitamina A).
  • Vitamina D: Se obtiene principalmente de la exposición al sol, pero también está presente en alimentos como pescados grasos, hígado, lácteos enteros y yema de huevo. Además, muchos alimentos están fortificados con vitamina D, como la Leche Suprema de Central Lechera Asturiana.
  • Vitamina E: Está presente principalmente en aceites vegetales (como el aceite de girasol y el de oliva), frutos secos (como las almendras), germen de trigo y semillas.
  • Vitamina K: Principalmente se encuentra en vegetales de hoja verde como las espinacas, el brócoli, la lechuga, el perejil… En menor proporción la encontramos en algunos alimentos de origen animal. También puede ser sintetizada en el intestino por la microbiota.

Dónde se encuentran las vitaminas hidrosolubles

  • Vitamina C: Se encuentra en frutas y verduras, especialmente en cítricos (naranjas, limones, pomelos), fresa, kiwi, pimiento, brócoli, perejil, patata y tomate.
  • Vitaminas del grupo B: Se encuentran en una amplia variedad de alimentos. La vitamina B1 está presente en cereales integrales, carne de cerdo, semillas y legumbres. La vitamina B2 se encuentra principalmente en los lácteos (antiguamente se llamaba lactoflavina). La vitamina B3 está presente en carne, pescado, cereales integrales, y frutos secos; aunque también puede obtenerse a partir del aminoácido triptófano. La vitamina B5 se encuentra en casi todos los alimentos, pero en especial en carnes, huevos, legumbres y granos enteros. La vitamina B6 se encuentra en carnes, pescado, leche, patatas, legumbres y algunas frutas. La biotina está presente en hígado, huevos, frutos secos, carnes, pescados, cereales integrales, legumbres y algunas verduras. La vitamina B9 se encuentra en verduras de hoja verde, hígado, legumbres y semillas. La vitamina B12 se encuentra en productos de origen animal como carne, pescado, lácteos y huevos.

Bibliografía

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Diferencia entre alimentación y nutrición

Conocer cuál es la diferencia entre alimentación y nutrición es fundamental para comprender cómo el cuerpo obtiene lo que necesita para funcionar correctamente. Aunque estos términos suelen utilizarse de manera indistinta, son conceptos diferentes. Mientras que la alimentación se refiere al acto consciente de seleccionar, preparar y consumir alimentos, la nutrición es el proceso biológico mediante el cual el cuerpo transforma los alimentos y extrae los nutrientes que necesita para funcionar correctamente.

Alimentación: Definición

La alimentación es el acto voluntario y consciente mediante el cual seleccionamos y consumimos alimentos para satisfacer las necesidades de energía y nutrientes del organismo. Este proceso no solo depende de las necesidades físicas propiamente dichas, sino también de las elecciones personales basadas en el entorno cultural, social y económico. La calidad de la alimentación es un factor determinante para la salud y el bienestar general.

Tipos de alimentación

Existen diferentes patrones o tipos de alimentación que se adaptan a las preferencias culturales y personales de cada individuo. Atendiendo al tipo de alimentos consumidos, encontramos comúnmente los siguientes:

  • Omnívora: implica el consumo de alimentos tanto de origen animal (carnes, pescados, mariscos, huevos, lácteos) como vegetal (legumbres, frutas, verduras, frutos secos, semillas). Es el tipo de alimentación más común.
  • Vegetariana: las personas vegetarianas no consumen carnes ni pescados, pero sí incluyen lácteos y huevos, aunque puede depender del tipo de vegetarianismo (ovo-lactovegetarianos, lactovegetarianos, ovovegetarianos…etc.).
  • Vegana: se basa en la exclusión total de alimentos de origen animal, incluida, por ejemplo, la miel. Además, no aplica solo a alimentos, el veganismo implica a su vez la actitud consciente de rechazar productos de origen animal, como el cuero.

¿Qué es la nutrición?

La nutrición es un proceso biológico involuntario que comienza tras la ingestión de los alimentos. Implica la digestión, absorción y distribución de nutrientes (agua, proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales), que el organismo necesita para realizar correctamente sus funciones, como producir energía, reparar tejidos o regular funciones corporales.

Alimentación y nutrientes

La alimentación es una actividad esencial para la vida. Además de cumplir un papel clave en la socialización y en la manera que interactuamos con nuestro entorno, es el medio por el cual obtenemos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para vivir. Una nutrición adecuada depende de la calidad y variedad de los alimentos consumidos en la dieta, entendida como el conjunto de alimentos que ingerimos, ya que estos son la fuente primaria de los nutrientes que el organismo necesita para funcionar correctamente.

¿Qué son los nutrientes?

Los nutrientes son sustancias presentes en los alimentos que el cuerpo necesita para poder realizar sus funciones vitales. Estos se dividen en dos grandes grupos:

  • Macronutrientes: son los que el cuerpo necesita en mayores cantidades. Incluyen proteínas, hidratos de carbono o carbohidratos y grasas o lípidos.
  • Micronutrientes: se requieren en pequeñas cantidades. En este grupo se incluyen las vitaminas y los minerales.

También necesitamos, en cantidades adecuadas, el agua, que es imprescindible para la vida, y la fibra, aunque esta última no se clasifica como un nutriente en sentido estricto.

Nuestro organismo es capaz de sintetizar algunos de estos nutrientes. Sin embargo, existen ciertos nutrientes que sólo podemos obtener a través de la dieta, estos se llaman nutrientes esenciales.

Alimentación saludable: claves para una dieta balanceada

Una alimentación saludable, según la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, debe ser suficiente, satisfactoria, completa, equilibrada, segura, sostenible, asequible y adaptada, que garantice un óptimo funcionamiento del organismo, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades y promoviendo el desarrollo adecuado en todas las etapas de la vida.

La clave para una dieta balanceada o equilibrada es prestar atención a la proporción adecuada de macronutrientes, fibra y micronutrientes en la ingesta diaria. Las recomendaciones para la población general para promover la salud son:

  • Hidratos de carbono: 45%-60% del total de energía.
  • Fibra: se recomienda consumir entre 25 y 30 g diarios para los adultos. En el caso de los niños, el consumo ideal es de aproximadamente 0,5 g por kg de peso.
  • Proteínas: 12%-15% del total de energía.
  • Lípidos: 30%-35% del total de energía.
  • Agua: se recomienda un consumo de 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres.
  • Vitaminas y minerales: para la mayoría de la población, una dieta completa y variada que incluya frutas, verduras, hortalizas y cereales integrales es suficiente para cubrir las necesidades diarias de vitaminas y minerales. No se recomienda el uso rutinario de suplementos vitamínicos o minerales, salvo en casos específicos indicados por un profesional de la salud.

Diferencia entre alimentarse y nutrirse

La alimentación es el acto voluntario de consumir alimentos, mientras que la nutrición es el proceso biológico que ocurre tras la ingestión. Alimentarse no siempre garantiza una nutrición adecuada; esto depende de la calidad de los alimentos consumidos, su composición en nutrientes y la capacidad del organismo para absorberlos y utilizarlos eficazmente. 

El acto de alimentarse o comer implica saciar el hambre, pero no esto no significa que los alimentos escogidos sean nutritivos y nos aporten los nutrientes que necesitamos en cantidades adecuadas. Por esto, es importante saber qué alimentos debemos escoger y en qué proporción para asegurar una nutrición adecuada; es decir, una alimentación nutritiva.

Consejos para una alimentación nutritiva

Una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición (referida a las carencias, los excesos y los desequilibrios de la ingesta calórica o de nutrientes de una persona) en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la obesidad, la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda las siguientes pautas para una dieta saludable para la población adulta: 

  • Al menos 5 porciones de frutas y verduras al día.
  • Priorizar alimentos vegetales como frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales.
  • Menos del 10% de la ingesta calórica total de azúcares libres, aunque lo ideal es un consumo inferior a un 5%.
  • Menos del 30% de la ingesta calórica procedente de grasas, priorizando las grasas insaturadas frente a las grasas saturadas y las trans.
  • Menos de 5g (una cucharadita) de sal al día, preferiblemente yodada.

Bibliografía

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Cómo fortalecer los huesos

Tener unos huesos sanos y fuertes es esencial para una vida activa y plena. Muchas personas se preguntan qué es bueno para fortalecer los huesos, ya que con el tiempo, factores como la edad, la alimentación, el ejercicio y los hábitos diarios pueden afectar a la densidad y fortaleza de los huesos, aumentando el riesgo de osteoporosis y fracturas.

fortalecer huesos

¿Qué puede afectar a la salud ósea?

El hueso es un tejido vivo que está en constante proceso de renovación, conocido como remodelado óseo. Durante la infancia y la adolescencia, el ritmo de formación supera al de resorción (destrucción del tejido óseo), alcanzándose el pico de masa ósea alrededor de los 20-30 años. A partir de entonces, la resorción ósea comienza a superar a la formación, y este desequilibrio se acentúa con el envejecimiento, especialmente en mujeres después de la menopausia debido a la disminución de estrógenos.

La densidad mineral de los huesos está condicionada por una combinación de factores genéticos y ambientales. Los estudios indican que hasta un 80% de la variación en la densidad mineral ósea está determinada por la genética, mientras que el 20% restante depende de factores modificables como la nutrición, el estilo de vida, el peso corporal, la actividad física o el estado hormonal. Una dieta inadecuada, deficiencias en nutrientes clave y el sedentarismo pueden acelerar la pérdida ósea, así como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, un peso corporal muy bajo o ciertos medicamentos. Por ello, es importante conocer cómo fortalecer los huesos mediante hábitos saludables, como una buena alimentación.

La importancia de una alimentación adecuada para la salud ósea

La alimentación desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de unos huesos fuertes y saludables a lo largo de la vida. Desde la infancia, los nutrientes que ingerimos influyen directamente en la formación de la estructura ósea. Más tarde, una dieta adecuada es clave para ralentizar la pérdida mineral ósea natural que ocurre con el envejecimiento.

Los huesos requieren una variedad de nutrientes para mantenerse sanos y fuertes. Minerales como el calcio y el fósforo forman la matriz mineral que les confiere la dureza, mientras que vitaminas como la D y la K desempeñan un papel crucial en su metabolismo. Las proteínas también son clave, ya que no solo forman parte de la estructura del hueso, sino que favorecen el mantenimiento de la masa muscular, que proporciona soporte adicional a los huesos.

El calcio es el mineral más abundante en el cuerpo humano y, aproximadamente, el 99% se almacena en los huesos y dientes. Sin una cantidad adecuada de calcio en la dieta, este se extrae de los huesos para mantener los niveles en sangre, por lo que los huesos pueden volverse más frágiles y propensos a fracturas. Consumir alimentos para fortalecer los huesos, como lácteos, pescados o vegetales de hoja verde, es clave para garantizar un buen aporte de calcio y otros nutrientes esenciales. Por su parte, la vitamina D facilita la absorción intestinal del calcio y regula el metabolismo óseo. Las proteínas, como el colágeno, también son fundamentales, ya que forman parte de la estructura del hueso. Otros nutrientes como el fósforo, el magnesio, la vitamina K, la vitamina C, el zinc y el manganeso son también indispensables para la salud ósea. 

Alimentos ricos en nutrientes clave para fortalecer los huesos

Una de las mejores formas de cuidar la salud ósea y aprender cómo fortalecer los huesos es mediante una dieta adecuada que incluya alimentos ricos en nutrientes clave como el calcio, la vitamina D y las proteínas. 

  • Lácteos: La leche, el yogur y el queso proporcionan muchos nutrientes necesarios para la salud ósea. Son excelentes fuentes de calcio altamente biodisponible, lo que quiere decir que el cuerpo es capaz de absorberlo y utilizarlo de forma eficiente gracias a la presencia de lactosa, proteínas que forman complejos con el calcio, y a la vitamina D. Cada vaso de leche de 250 ml aporta un 37,5% del calcio diario recomendado para un adulto sano. Además, los lácteos son fuente de proteínas de alta calidad, que aportan todos los aminoácidos esenciales; es decir, que necesitamos ingerir a través de la dieta. Por otro lado, los lácteos enriquecidos en vitamina D son una de las formas más fáciles de obtener esta vitamina en la dieta.
  • Frutas y verduras: Aunque a priori no parezcan tener relación, la ingesta adecuada de fruta y verdura (al menos 5 porciones al día) es esencial para mantener huesos fuertes. Las frutas cítricas, como las naranjas, aportan vitamina C, necesaria para la formación de colágeno. Las verduras de hoja verde aportan magnesio y vitamina K, dos nutrientes importantes para el mantenimiento de los huesos. Las frutas y las verduras aportan una gran variedad de micronutrientes, vitaminas, polifenoles y fibra. Una ingesta insuficiente de fruta y verdura está relacionada con un aumento del riesgo de fractura osteoporótica.
  • Frutos secos y semillas: Las almendras aportan calcio y magnesio y las semillas de sésamo también son ricas en calcio, si bien este no es tan biodisponible como el calcio presente en los lácteos.

Seguir un patrón de dieta mediterránea completa y equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos, con especial atención a los lácteos (leche, yogur y queso), frutas y verduras ayuda a fortalecer los huesos.

Más allá de los nutrientes: hábitos que fortalecen los huesos

Tener unos huesos sanos y fuertes no depende únicamente de una alimentación adecuada, sino también de adoptar hábitos de vida que favorezcan la salud ósea. El ejercicio físico regular, especialmente los ejercicios que impliquen una carga, como los ejercicios de fuerza, son esenciales para el fortalecimiento óseo. La exposición al sol diaria y moderada también juega un papel importante al permitir la producción de vitamina D en la piel, vital para la absorción del calcio. 

Es importante también evitar comportamientos dañinos como fumar y consumir sal o alcohol en exceso, ya que estos afectan negativamente a la salud ósea. Finalmente, mantener un peso saludable es vital, ya que tanto el bajo peso como la obesidad pueden afectar negativamente a la fortaleza de los huesos.

Bibliografía

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Funciones de las enzimas en el metabolismo y digestión

Funciones de las enzimas en el metabolismo y digestión

Las enzimas y las funciones que estas desempeñan son esenciales para la vida, ya que actúan como catalizadores, acelerando prácticamente todas las reacciones químicas que ocurren en nuestro cuerpo. El conjunto de estas reacciones, que incluyen la síntesis y degradación de diversas sustancias a nivel celular, forman parte de lo que conocemos como metabolismo.

¿Qué son las enzimas?

Las enzimas son proteínas especializadas que actúan como catalizadores biológicos en las reacciones químicas del organismo. Un catalizador es una sustancia que favorece o acelera una reacción química. Sin la acción de las enzimas, las reacciones químicas en el cuerpo humano serían demasiado lentas para poder vivir. Cada enzima tiene un “sitio activo” donde se une al “sustrato”, la molécula que será transformada durante la reacción. Las enzimas son específicas: cada una cataliza una reacción particular.

El metabolismo humano, que incluye todas las reacciones químicas que ocurren en las células para mantener la vida, depende directamente de las enzimas. Por ejemplo, las enzimas digestivas ayudan a descomponer alimentos en moléculas más pequeñas que el cuerpo puede utilizar para obtener energía o construir tejidos. Este proceso, conocido como digestión, es uno de los muchos aspectos en los que las enzimas son cruciales.

Tipos de enzimas y sus funciones

Existen varios tipos de enzimas y sus funciones varían dependiendo del tipo de molécula o sustrato sobre el que actúan y el proceso que facilitan. Entre las enzimas esenciales para la digestión de los alimentos que ingerimos se encuentran las proteasas (como la pepsina), que actúan sobre las proteínas; las amilasas, que descomponen los carbohidratos; las lipasas, encargadas de la digestión de las grasas; y la lactasa, que permite la digestión de la lactosa. Cada una de las funciones de las enzimas se desarrollan en unas condiciones y pH específicos.

Pepsina y su función

La pepsina es una enzima digestiva perteneciente a la familia de las proteasas, localizada en el estómago. Su función es descomponer las proteínas de la dieta en péptidos más pequeños. La pepsina se activa a partir del pepsinógeno, su precursor inactivo, en condiciones de pH muy ácido, características del estómago. Esta enzima desempeña un papel fundamental en la digestión inicial de las proteínas ya que, sin ella, las proteínas no podrían ser fragmentadas en péptidos ni ser absorbidas posteriormente en el intestino delgado, una vez descompuestas en aminoácidos por parte de las proteasas tripsina y quimotripsina.

Amilasa y su función

Las amilasas son un grupo de enzimas responsables de descomponer carbohidratos complejos (como el almidón) en azúcares más simples. Existen diferentes tipos de amilasas, siendo la alfa-amilasa la más común. Esta se encuentra tanto en la saliva (amilasa salival) como en el páncreas (amilasa pancreática), donde se secreta al intestino delgado. Su principal función es romper los enlaces alfa-1,4 glucosídicos del almidón (compuesto por amilosa y amilopectina). Este proceso da lugar a la obtención de carbohidratos más sencillos, lo cual es crucial para que el cuerpo pueda absorber estos azúcares y utilizarlos posteriormente como fuente de energía.

Lactasa y su función

La lactasa es una enzima clave para la digestión de la lactosa, el azúcar presente de forma natural en la leche y los productos lácteos. Esta enzima se produce en el intestino delgado y tiene la función de descomponer la lactosa en dos azúcares simples: glucosa y galactosa, para que así puedan ser absorbidos por el cuerpo. La actividad de la lactasa es crucial durante los primeros años de vida, cuando la leche es la principal fuente de nutrición. Sin embargo, en algunas personas, la producción de esta enzima disminuye con la edad, lo que genera dificultad para digerir la lactosa. Sin suficiente enzima lactasa, la lactosa no se descompone adecuadamente, lo que puede llevar a malabsorción e intolerancia a la lactosa, manifestándose con síntomas como gases, hinchazón y malestar digestivo.

Lipasa y su función

Las lipasas son un grupo de enzimas esenciales en la digestión de las grasas, específicamente los triglicéridos. La más importante para la digestión es la lipasa pancreática, que se libera desde el páncreas al intestino delgado. La función de la lipasa pancreática es descomponer los triglicéridos, las principales grasas presentes en los alimentos, en sus componentes más simples: ácidos grasos y glicerol, que luego son absorbidos en el intestino delgado y utilizados como fuente de energía, para formar membranas celulares o almacenados en el tejido adiposo en el cuerpo. 

Importancia de las enzimas en el metabolismo

No solo existen las enzimas digestivas como la pepsina, amilasa, lactasa o lipasa, encargadas de descomponer los alimentos; hay muchos otros tipos de enzimas que son esenciales para el metabolismo en general. Por ejemplo, las oxidorreductasas participan en la transferencia de electrones durante la respiración celular, crucial para la producción de energía. Las transferasas transfieren grupos funcionales entre moléculas, facilitando la síntesis de compuestos importantes, como los aminoácidos. Las ligasas son responsables de unir moléculas, necesarias en la reparación y replicación del ADN, mientras que las hidrolasas rompen enlaces en presencia de agua, como ocurre en muchas reacciones catabólicas. 

El metabolismo incluye dos grandes procesos: el anabolismo, donde se sintetizan moléculas complejas a partir de otras más simples, y el catabolismo, que descompone compuestos grandes en unidades más pequeñas, liberando energía. Las enzimas aceleran estas reacciones metabólicas al reducir la energía de activación requerida, lo que hace posible que las reacciones ocurran a la velocidad necesaria para el funcionamiento celular. Sin las enzimas, la vida no sería posible, ya que las reacciones bioquímicas ocurrirían demasiado lentamente para sostener los procesos necesarios para la supervivencia.

Alimentación consciente: come con atención

¿Alguna vez has terminado una comida sin realmente recordar lo que comiste? En la era de las distracciones constantes y el ritmo de vida acelerado, es común que las personas coman de manera automática, sin prestar atención a lo que están ingiriendo. La alimentación consciente surge como una solución a este problema, animándonos a desacelerar y a vivir el momento presente. Esta práctica, que se basa en la filosofía del mindfulness, nos invita a estar presentes en cada bocado, a comer con atención plena y a reconocer nuestras señales internas de hambre y saciedad. En este artículo, descubriremos en detalle qué es la alimentación consciente, exploraremos sus potenciales beneficios y aprenderemos cómo integrarla efectivamente en nuestra vida cotidiana.

¿Qué es la alimentación consciente o mindful eating?

La alimentación consciente, también conocida como mindful eating en inglés, es una práctica derivada del mindfulness, definido como un estado de conciencia caracterizado por la atención deliberada a las experiencias presentes, mientras se mantiene una actitud de apertura y aceptación hacia las mismas.

En el contexto de la alimentación consciente, este enfoque se traduce en prestar atención completa a la experiencia de comer. Esto incluye observar el sabor, la textura y el aroma de los alimentos, así como estar atento a las señales internas de hambre y saciedad. El objetivo es crear una relación más saludable y satisfactoria con la comida, al permitirnos disfrutar plenamente de cada bocado.

Beneficios de la alimentación consciente

Adoptar la práctica de hacer una comida consciente o mindful eating tiene el potencial de ofrecer múltiples beneficios para la salud y para el bienestar general. En primer lugar, al masticar mejor los alimentos, se facilita el trabajo de las enzimas digestivas y se reducen problemas como la indigestión o la hinchazón. También promueve una relación más saludable con la comida al ayudarnos a reconocer señales de hambre y saciedad, evitando comer en exceso una vez nos sentimos satisfechos y permitiéndonos identificar y cambiar patrones de alimentación emocional poco saludables.

Aunque no está del todo claro el impacto de consumir comida de forma consciente en la pérdida de peso, hay evidencia de que es efectiva para reducir comportamientos alimentarios desadaptativos, como el atracón, un factor posiblemente asociado a la obesidad. Además, la práctica de comer con atención puede servir como una forma de meditación, reduciendo el estrés al concentrarnos en el presente y aliviando tensiones.

Cómo practicar la alimentación consciente

La práctica de la alimentación consciente engloba diferentes aspectos dentro del acto de comer. Algunas estrategias y ejercicios son:

  • Saborear con calma: Prestar atención al aspecto, el olor, el sabor, la textura y la temperatura de los alimentos mientras se come.
  • Comer intuitivo: Prestar atención a las señales de hambre y saciedad, así como a las sensaciones corporales asociadas con el consumo de diferentes tipos de alimentos (como la sensación de cansancio después de una comida copiosa). Esto implica cerrar los ojos y concentrarse en las sensaciones físicas en el cuerpo antes, durante y después de comer.
  • Toma de decisiones consciente: Notar las señales que nos incitan a comer (como tener una bolsa de patatas al alcance) o que provocan hambre o antojos (como ver un anuncio de helado). Las señales también pueden ser internas, como un estado de ánimo bajo o un pensamiento particular.

Estos ejercicios y prácticas pueden ayudar a desarrollar una mayor conciencia y una relación más saludable con la comida, fomentando una alimentación más equilibrada y satisfactoria.

Bibliografía

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El azafrán y su potencial efecto antidepresivo

azafran

¿Qué es el azafrán?

El azafrán (Crocus sativus L.), conocido históricamente por sus aplicaciones culinarias y medicinales, ha atraído un creciente interés en la investigación moderna como antidepresivo natural debido a sus posibles efectos en el tratamiento de la depresión. 

No es extraño que, en los últimos años, la comunidad científica se haya empezado a interesar por los efectos sobre el estado de ánimo que provoca la especia. Históricamente, el azafrán se ha utilizado en la medicina tradicional para tratar diversas afecciones, como la “melancolía”. En la Edad Media, se administraba mezclado con melaza, lo que podría considerarse un precursor de los tratamientos farmacológicos antidepresivos modernos.

¿Puede el azafrán ayudarnos a superar la tristeza?

Las evidencias indican que sí que podría encontrarse entre los beneficios del azafrán. La clave parece estar en tres compuestos: la crocina, la crocetina y el safranal, responsables también de su color y de su sabor. Ya en 2017, Adrian Lopresti, psicólogo clínico e investigador en la Universidad de Munich, publica el artículo: “Efficacy of curcumin, and a saffron/curcumin combination for the treatment of major depression: A randomised, double-blind, placebo-controlled study”, en la revista Journal of Affective Disorders..  Este estudio examinó la eficacia de la curcumina y una combinación de curcumina y azafrán en el tratamiento de la depresión mayor. Los resultados indicaron que tanto la curcumina como la combinación de curcumina y azafrán redujeron significativamente los síntomas depresivos y ansiosos en comparación con el placebo. Sin embargo, el mecanismo exacto de acción del azafrán en el cerebro aún no está completamente elucidado, aunque la evidencia apoya su eficacia.

Lopresti afirma que, a diferencia de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (los medicamentos más utilizados para este fin), no se conoce exactamente cómo actúa el azafrán sobre nuestro cerebro. Con todo, el científico asevera que existen suficientes evidencias como para emplearlo como tratamiento o coadyuvante al tratamiento antidepresivo.

Nuevas evidencias sobre las propiedades del Azafrán

De nuevo, es Lopresti quien encabeza un estudio donde el azafrán sale fortalecido como antidepresivo natural. Esta vez, se publica en la revista Journal of Psychopharmacology el trabajo: “Efficacy of a standardised saffron extract (affron®) as an add-on to antidepressant medication for the treatment of persistent depressive symptoms in adults: A randomised, double-blind, placebo-controlled study”.

En este estudio, los participantes se dividieron en dos grupos, uno tomaba placebo y otro un extracto de azafrán (affron®). Debían tomar una dosis estable (al menos ocho semanas) de un solo antidepresivo farmacéutico. Como resultado, los síntomas depresivos disminuyeron más en los participantes que tomaron azafrán como antidepresivo natural, en comparación con un placebo. Concretamente, con reducciones de 41% y 21%, respectivamente. Así, la administración complementaria de extracto de azafrán se asoció con una mejoría mayor en los síntomas depresivos.

La evidencia científica actual respalda las propiedades del azafrán en su uso como un complemento potencial en el tratamiento de la depresión. Los estudios han demostrado que el azafrán puede ser eficaz en la reducción de los síntomas depresivos. Aunque el mecanismo exacto de acción aún no está completamente comprendido y aún son necesarios más estudios para confirmarlo, los resultados positivos sugieren que el azafrán podría ser una opción valiosa tanto como monoterapia en algunos casos como complemento en tratamientos combinados.

Fuente:

Adrian L.Loprestia y Peter D.Drummonda. (2017). Efficacy of curcumin, and a saffron/curcumin combination for the treatment of major depression: A randomised, double-blind, placebo-controlled study. Journal of Affective Disorders, Volume 207, Pages 188-196.

Adrian L Lopresti, Stephen J Smith, Sean D Hood y Peter D Drummond. (2019). Efficacy of a standardised saffron extract (affron®) as an add-on to antidepressant medication for the treatment of persistent depressive symptoms in adults: A randomised, double-blind, placebo-controlled study. Journal of Psychopharmacology, Volume: 33 (número: 11), Pages 1415-1427

Matraszek-Gawron R, Chwil M, Terlecki K, Skoczylas MM. Current knowledge of the antidepressant activity of chemical compounds from crocus sativus L. Pharmaceuticals (Basel) [Internet]. 2022 [citado el 2 de agosto de 2024];16(1):58. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36678554/

Dai L, Chen L, Wang W. Safety and efficacy of saffron (crocus sativus L.) for treating mild to moderate depression: A systematic review and meta-analysis. J Nerv Ment Dis [Internet]. 2020 [citado el 2 de agosto de 2024];208(4):269–76. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32221179/

Shafiee A, Jafarabady K, Seighali N, Mohammadi I, Rajai Firouz Abadi S, Abhari FS, et al. Effect of saffron versus selective serotonin reuptake inhibitors (SSRIs) in treatment of depression and anxiety: A meta-analysis of randomized controlled trials. Nutr Rev [Internet]. 2024 [citado el 2 de agosto de 2024]; Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38913392/

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