Tener una buena alimentación es esencial para mantener tu sistema inmunitario en buen estado. La deficiencia de algunos micronutrientes, como algunos minerales o vitaminas, pueden exponer a nuestro organismo a un mayor riesgo de contraer alguna patología.
¿Qué es la inmunidad?
Antes de nada, es importante dejar claros varios conceptos.
- Inmunidad humoral: son los mecanismos por los cuales se identifica al patógeno externo y se actúa sobre él (linfocitos B).
- Inmunidad celular: algunos microbios que no pueden ser identificados por la inmunidad humoral, sí lo son por la inmunidad celular, más específica que la humoral (linfocitos T).
- Inmunidad innata: mecanismos básicos de defensa que posee el organismo humano (entre otras, se encuentran las células NK y los fagocitos).
Alimentos beneficiosos para el sistema inmunitario
A nivel vitamínico, y dentro de su papel en el sistema inmunitario, podríamos destacar las vitaminas del grupo B, vitamina C, vitamina A, vitamina E y vitamina D.
- Dentro de las vitaminas del grupo B, la vitamina B6, interviene en la respuesta humoral y celular. En cuanto a la vitamina B12, tiene gran relación con la respuesta de linfocitos y actividad de las células NK.
- La vitamina C, incrementa la capacidad de aumentar de tamaño y de dividirse en los linfocitos T, además de ser un potente antioxidante.
- Un deterioro de la función de las células T y B o la reducción de la actividad de las células NK se relaciona con la deficiencia de la vitamina A.
- La vitamina E, su deficiencia provoca alteraciones en la inmunidad humoral, la inmunidad celular y la función fagocítica.
- Y por último, una buena ingesta de vitamina D, se relaciona con la protección contra enfermedades respiratorias.
Estas vitaminas las podemos encontrar en muchos alimentos.
- Vitamina B6: Garbanzos, carnes, pescado y plátano.
- Vitamina B12: Alimentos de origen animal en general. Entre otros: mariscos, carne, pescado y lácteos.
- Vitamina C: Pimiento, cebolla, col, verduras de hoja verde, coles de Bruselas, perejil, frutas cítricas, fresas, kiwi, papaya y mango.
- Vitamina A: Brócoli, espinaca, acelga, col rizada, lácteos, pescado, huevo e hígado de res.
- Vitamina E: Aceites vegetales, frutos secos, semillas de girasol, verduras y hortalizas.