Existe un vínculo entre la microbiota intestinal y la producción de peptidos intestinales por nuestras células enteroendocrinas.
El vínculo entre la microbiota intestinal y la producción de péptidos intestinales por las células enteroendocrinas (CE) es claro. Las CE han sido ampliamente estudiadas por su papel crítico en la regulación de la motilidad intestinal, la secreción y la producción de hormonas peptídicas que controlan la ingesta de alimentos y la liberación de insulina. Las CE, como las células L, están estratégicamente ubicadas para detectar la presencia de nutrientes, microbiota y sus metabolitos.
Actúan a través de receptores acoplados a proteínas G (GPCR) y transportadores que activan diferentes vías conocidas por regular la expresión génica y/o promover la exocitosis al aumentar el Ca 2+ intracelularniveles.
Estas CE están presentes en alta densidad en el íleon y el colon, áreas donde reside la mayoría de las bacterias. Por lo tanto, existe una relación íntima entre nuestras bacterias intestinales y las CE. La microbiota controla la diferenciación de las CE. No sólo eso, sino que, además controla y el número de células L secretoras de péptidos intestinales GLP y PYY.
Papel de las bacterias en la regulación y señalización de genes
Como resultado, el consumo de carbohidratos no digeribles, prebióticos, administración directa de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), o bacterias específicas (por ejemplo, A. muciniphila ) aumenta el número de células L, así como la expresión y liberación intestinal de GLP-2 y PYY. Esto, demuestra el papel de bacterias en la regulación y señalización de genes. Por ejemplo, la ingestión de fructooligosacáridos que da como resultado una alta producción posterior de AGCC luminales aumenta la proliferación de células L que expresan FFRA2 y GLP-1.
Las interacciones entre los metabolitos microbianos y las CE especializadas tienen una respuesta orgánica, fisiológica y conductual. Por ejemplo, la disminución en la abundancia de bacterias específicas como A. muciniphila que producen metabolitos bioactivos con un efecto sobre las hormonas intestinales, se asocia con una mayor permeabilidad intestinal, obesidad y diabetes tipo 2, mientras que la restauración de los niveles de esta bacteria revierte tales efectos.
Además, el bloqueo de los receptores GLP-2 anula las mejoras inducidas por los prebióticos en las funciones de barrera intestinal. Esto demuestra una relación causal entre la microbiota y la secreción de hormonas.
El receptor de GLP-2 interviene en la regulación de la integridad del epitelio intestinal. Así, el aumento inducido por bacterias en los niveles de GLP-2 puede proteger contra la inflamación.
Los metabolitos bacterianos participan activamente conectando el medio secretor de las CE y las funciones metabólicas generales del huésped.
Fuente
Articulo de revisión. Frente. Endocrinol., 19 de febrero de 2019