Un equipo liderado por la University of California, San Diego (Estados Unidos) estudió 245 mujeres con sobrepeso y obesidad (entre 22-72 años), que participaron en una intervención conductual de pérdida de peso durante un año. A las participantes se les asignaron tres dietas diferentes de forma aleatoria: una baja en grasas y alta en carbohidratos, una alta en grasas y baja en carbohidratos, o una rica en nueces, alta en grasas y baja en carbohidratos.
En este sentido, los resultados de los primeros seis meses de la intervención mostraron que la pérdida de peso promedio fue de casi el 8% del peso inicial para todos los grupos. Asimismo, aunque el grupo que siguió una dieta suplementada con nueces mostró resultados similares en la pérdida de peso con respecto a los demás grupos, este grupo sí presentó una mejora significativa de los niveles de lípidos, especialmente en las mujeres con resistencia a la insulina, así como un aumento del colesterol HDL, en comparación con los otros grupos.
Estos resultados pueden deberse al aporte de grasas poliinsaturadas, presentes en las nueces. Y es que, las nueces son el único fruto seco en el que la grasa es principalmente grasa poliinsaturada (13 g/oz), incluyendo una cantidad significativa de ácido alfa-linolénico (AAL), los ácidos grasos de origen vegetal omega-3 (2,5 g/oz). Este aporte no los recibieron los otros grupos, dado que se les recomendó principalmente alimentos ricos en grasas monoinsaturadas.
Enlace al artículo: http://jaha.ahajournals.org/content/5/1/e002771.abstract