Un estudio liderado por los investigadores del Instituto de Acuicultura de la Universidad de Stirling, en Escocia, ha comprobado que en los últimos cinco años se ha reducido los niveles de omega 3 del salmón de cultivo. A pesar de ello, según señalan en su investigación, los niveles de EPA y DHA, siguen siendo más altos que en otras especies de peces marinos, e incluso que el salmón silvestre.
En el estudio, que ha sido publicado en la revista Scientific Reports de la editorial Nature, se compararon la composición de ácidos grasos de 3.000 salmones atlánticos de piscifactoría escocesa entre 2006 y 2015, comprobándose que los ácidos grasos terrestres han aumentado considerablemente junto con una disminución de los ácidos grasos Omega 3 EPA (eicosapentaenoico) y DHA (docosahexaenoico). En consecuencia, señalan, el valor nutricional de ese pescado se ve comprometido, y por tanto, se requiere el doble de ingesta de salmón para obtener el mismo aporte de Omega 3 que hace cinco años.
Sin embargo, como recuerdan los científicos del estudio, el salmón de piscifactoría escocesa todavía ofrece más EPA y DHA que la mayoría de peces marinos y todos los animales terrestres. Nuestros resultados, añaden, ponen de relieve el déficit mundial de EPA y DHA y las implicaciones que esto tiene para el consumidor humano y examina el potencial de la microalgas y los cultivos modificados genéticamente, como futuras fuentes de ácidos grasos importantes.
El estudio también desmiente la creencia poco infundada y sin base científica que los consumidores tienen hacia los pescados de piscifactoría de que son inferiores en términos de calidad y contenido nutricional que el pescado silvestre.
En realidad, en el estudio, encontraron que el pescado de piscifactoría puede contener tanto o, en la mayoría de los casos, más gramos de EPA y DHA por porción que los capturados silvestres. Además,el contenido de ácidos grasos en el salmón de piscifactoría permanece constante, mientras que en el silvestre varía en función del estado nutricional del pez en el momento de su captura, que habitualmente coincide con su época migratoria de retorno a los ríos para el desove, momento en el que se da una migración de los lípidos acumulados para apoyar el desarrollo gonadal, empobreciéndose en su contenido lipídico.
En definitiva, este estudio no revela nada nuevo en la industria que está trabajando en cómo encontrar nuevas materias primas que aporten este tipo de grasas para incorporar en el pienso.
Referencia: Impact of sustainable feeds on omega-3 long-chain fatty acid levels in farmed Atlantic salmon, 20062015. http://www.nature.com/articles/srep21892