La lactosa es un disacárido formado por dos monosacáridos que son la glucosa y la galactosa. Se conoce vulgarmente como el “azúcar natural de la leche” y para digerirlo es necesaria la lactasa. Esta enzima divide la lactosa en glucosa y galactosa para que pueda ser absorbida y utilizada por el organismo. Se encuentra al borde de las vellosidades intestinales y muchas personas carecen de ella o la van perdiendo lo que daría lugar a una malabsorción o a que directamente ni se absorba.
Un gran número de personas tienen dificultades para digerir la lactosa. Los lácteos son los alimentos principales que la poseen, pero también hay muchos otros alimentos que, aunque no contienen leche ni derivados, sí portan lactosa. La industria alimentaria muchas veces añade lactosa a su producto debido a sus interesantes propiedades. Algunas de ellas son: realza el color durante el horneado o la cocción, aumenta el periodo de caducidad, mejora el sabor…
En los lácteos, el contenido de lactosa puede variar mucho dependiendo de la formación o tratamiento del alimento. Hoy en día existen muchos tipos de lácteos que no contienen lactosa pero, hay algunos que la contienen y pueden ser aptos para el consumo de algunas personas aunque sean intolerantes. Concretamente, en lo que se refiere al yogur, una persona intolerante a la lactosa ¿tendría que dejar de consumirlo?
Intolerancia a la lactosa
En las personas intolerantes, al no poder digerir la lactosa, esta llega al colon donde es fermentada. Se forman ácidos grasos de cadena corta dando lugar a un incremento de la presión osmótica y a una mayor secreción de agua y electrolitos.
Los síntomas más típicos son la distensión abdominal o la diarrea.
¿Puedo comer yogur si soy intolerante a la lactosa?
Dependiendo del grado de intolerancia de cada persona, el yogur puede ser un alimento apto para el consumo de personas intolerantes. El yogur tiene menos lactosa en comparación con la leche. Esto es debido a que, para elaborar yogur, se produce una fermentación bacteriana que descompone parte de la lactosa. Se calcula que durante esa fermentación se hidroliza entre el 20 y el 30% de la lactosa.
La lactosa no se deshace del todo, pero su cantidad disminuye notablemente. Por lo tanto, los yogures, en general, tienen una mayor aceptación en personas intolerantes a la lactosa, siempre dependiendo del grado de tolerancia de cada persona.
Bibliografía
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