Hígado graso no alcohólico o NAFLD
«Los alimentos con una alta capacidad de producción de indol o medicamentos que imitan sus efectos pueden ser nuevas terapias para el tratamiento del hígado graso».
– Dr. Chaodong Wu.
Se la conoce como la enfermedad del hígado graso no alcohólico (o NAFLD, por sus siglas en inglés).
La NAFLD, está provocada en gran medida por el sobrepeso y la diabetes. No está relacionada sin embargo, con el consumo de alcohol. En concreto, la enfermedad del hígado graso no alcohólico se debe al exceso de grasa almacenada en las células hepáticas.
Tiene una alta prevalencia. Afecta a uno de cada tres adultos y en el 20% de los casos evoluciona a una cirrosis.
Entre sus síntomas destacan:
- Hinchazón abdominal (ascitis)
- Vasos sanguíneos dilatados justo debajo de la superficie de la piel
- Bazo agrandado
- Palmas roja
- Color amarillento en la piel y en los ojos (ictericia)
- Fatiga
- Dolor en la parte superior derecha del abdomen
Ahora, nuevos estudios nos aportan esperanza. Recién publicado en ‘Hepatology‘ existe un compuesto llamado inotinol, que nos protege del NAFLD. Esta molécula se encuentra en las bacterias intestinales, además de en el brócoli, repollo, coliflor o coles de Bruselas.
Los investigadores de la Universidad de Texas A&M AgriLife Research (Estados Unidos) confían en los beneficios de este compuesto. Chaodong Wu, autor principal de la investigación afirma que alimentos ricos en inositol son esenciales para prevenir el NAFLD.
Las bacterias intestinales pueden tener un efecto positivo o negativo, en la progresión de la NAFLD. Estas bacterias producen muchos compuestos diferentes, entre ellos el inodol. Se trata de un producto resultante de la degradación bacteriana del aminoácido triptófano.
Hígado graso e indol. El ensayo.
Examinaros las concentraciones de indol de 137 participantes. Trataron de determinar el efecto del indol sobre la inflamación hepática y sus beneficios para los afectados de NAFLD. Investigaron, además, el grado en que el indol alivia la patología, incorporando hallazgos previos sobre bacterias intestinales, inflamación intestinal e inflamación hepática. También se incorporó un estudio sobre cómo el indol mejora el hígado graso en modelos animales.
Para el ensayo, los científicos investigaron los efectos del indol en los individuos con hígado graso.
El equipo de investigación descubrió que las personas con un índice de masa corporal más alto tendían a tener niveles más bajos de indol en la sangre. Además, los niveles en aquellos que eran clínicamente obesos eran significativamente más bajos que los que se consideraban delgados. Y en aquellos con niveles más bajos de indol, también hubo una mayor cantidad de deposición de grasa en las células hepáticas.
Algunas conclusiones de los autores del estudio
Los alimentos con una alta capacidad de producción de indol pueden ser nuevas terapias para el tratamiento.
La prevención del desarrollo y la progresión de NAFLD puede depender de enfoques nutricionales para garantizar que los microbios intestinales permitan que el indol y otros metabolitos funcionen de manera efectiva.
En futuras investigaciones, el equipo de Wu espera colaborar con científicos de alimentos y nutricionistas clínicos para examinar qué alimentos saludables pueden influir en la microbiota intestinal y aumentar la producción de indol.
Fuente
Hepatology. 2020 Jan 17. doi: 10.1002/hep.31115