¿A qué denominamos microbiota?
Se denomina microbiota al conjunto de millones de microorganismos que conviven en simbiosis, principalmente en nuestro tracto digestivo. Su importancia recae en las funciones que desempeñan, algunas vitales, y muchas, aún desconocidas. Una de ellas es el papel que desempeña en la relación entre el intestino y el cerebro (eje intestino-cerebro). Esta conexión, bidireccional y cada vez más estudiada, se está postulando como una posible explicación a algunos de los más frecuentes trastornos neurológicos de nuestro entorno, como la enfermedad de alzheimer, la enfermedad de parkinson o la esclerosis múltiple.
El mayor conocimiento sobre la microbiota puede ayudar, por un lado, a abrir nuevas líneas de investigación que ayuden a mejorar su patogenia y, por otro, a establecer futuras estrategias terapéuticas.
¿Qué composición tiene la microbiota humana?
Se calcula que el número total de microorganismos que componen la microbiota es de 1014. Esto es una cantidad diez veces mayor que el número total de nuestras células.
La composición de la microbiota no es estática, se adapta al lugar donde reside y a las funciones que desarrolla. Además, esta composición se verá afectada por la dieta, los estilos de vida o el consumo de antibióticos, entre otros factores.
La microbiota de un individuo varía a lo largo de su vida. Así, en los primeros años, la microbiota se ve condicionada por el tipo de parto o de lactancia (artificial o materna). En este momento predominan las bacterias del filo actinobacterias (género bifidobacterias). Ya en la edad adulta, los estilos de vida, los hábitos dietéticos, etc., contribuyen a su sustitución por bacterias del filo bacteroidetes y firmicutes.
La composición de la microbiota se modifica además según el órgano donde se encuentra. A ello contribuyen las variaciones en función de las condiciones del pH gástrico, lo que hace que en esta región haya apenas unos cientos de microorganismos en comparación con la diversidad del recto (de 1011 a 1012)
¿Qué funciones desempeña nuestra microbiota?
En el momento actual son muchos los aspectos que se desconocen sobre el funcionamiento de la microbiota. Sin embargo, está establecido su papel crucial en el sistema inmunitario, metabólico y hormonal, así como en la relación eje intestino-cerebro. Precisamente en este eje es donde vamos a centrarnos.
¿De qué se compone el eje intestino-cerebro?
Este eje está formado por la microbiota, el sistema nervioso entérico, el sistema nervioso autónomo, el sistema neuroendocrino, el sistema neuroinmune y el sistema nervioso central.
El sistema nervioso entérico se encarga del funcionamiento básico gastrointestinal (motilidad, secreción mucosa, flujo sanguíneo). Por otro lado, el control central de las funciones del intestino se lleva a cabo gracias al nervio vago. Este complejo eje conforma un sistema de comunicación neurohumoral bidireccional conocido desde hace tiempo. Son muchos los trabajos que apoyan su existencia.
Así, existe una correlación entre las alteraciones de la microbiota y la encefalopatía hepática, la ansiedad, el autismo o el colon irritable. En estas enfermedades existe una disbiosis (cambios en la composición normal de la microbiota) que genera cambios en la motilidad gastrointestinal, afecta a las secreciones y produce una hipersensibilidad visceral. En estas circunstancias se ven alteradas las células neuroendocrinas y las del sistema inmune, modificando la liberación de neurotransmisores, lo que se podría traducir en las diferentes manifestaciones psiquiátricas.
Además, estudios en animales expuestos a situaciones de estrés han evidenciado variaciones en la composición de la microbiota. De esta manera se puede postular la comunicación bidireccional en este eje; la microbiota afecta al comportamiento humano y, a su vez, alteraciones en él producen cambios en la microbiota.
Fuente
Rev neurol. 2019 feb 1;68(3):111-117. The microbiota-gut-brain axis and its great projections.