Antecedentes:
Es evidente que está bien establecido que la dieta desempeña una función principal en el riesgo de enfermedades cardiovasculares. El hábito dietético mediterráneo tradicional es de interés particular debido a las observaciones desde los años sesenta de que las poblaciones de los países de la región mediterránea como Grecia e Italia, tenían una baja mortalidad por enfermedades cardiovasculares comparadas con las poblaciones del norte de Europa o de los EE.UU., probablemente como resultado de diferentes hábitos alimentarios.
Criterios de selección
Se seleccionaron los ensayos controlados aleatorios (ECA) en adultos sanos y adultos en alto riesgo de ECV (prevención primaria) y pacientes con ECV establecida (prevención secundaria).
Se requirieron los siguientes componentes clave para cumplir con la definición de una dieta de estilo mediterráneo: cociente alto de grasas monoinsaturadas/saturadas (uso de aceite de oliva como principal ingrediente al cocinar o consumo de otros alimentos tradicionales con alto contenido de grasas monoinsaturadas como frutos secos) y una ingesta alta de alimentos vegetales, incluidas las frutas, las hortalizas y las legumbres.
Los componentes adicionales fueron: el consumo bajo-moderado de vino tinto; consumo alto de granos enteros y cereales; el consumo bajo de carnes y productos derivados y el mayor consumo de pescado; el consumo moderado de leche y productos lácteos.
La intervención podía ser asesoramiento dietético, provisión de alimentos relevantes o ambos.
El grupo de comparación recibió ninguna intervención, una intervención mínima, atención habitual u otra intervención dietética.
Los resultados incluyeron eventos clínicos y factores de riesgo de ECV. Se incluyeron sólo los estudios con períodos de seguimiento de tres meses o más definidos como el período de intervención más el seguimiento posintervención.
Obtención y análisis de los datos
Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron los estudios para inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Se consideraron cuatro comparaciones principales:
Primera intervención: dieta mediterránea versus ninguna intervención o intervención mínima para la prevención primaria; segunda intervención: dieta mediterránea versus otra intervención dietética para la prevención primaria; tercera intervención: dieta mediterránea versus la atención habitual para la prevención secundaria; finalmente, una cuarta intervención dietética mediterránea versus otra intervención dietética para la prevención secundaria.
Resultados principales
Revisión, 30 ECA (49 artículos) (12.461 participantes asignados al azar) y siete ensayos en curso cumplieron con los criterios de inclusión. La mayoría de los ensayos contribuyeron a la prevención primaria: comparaciones 1 (nueve ensayos) y 2 (13 ensayos). Por otro lado, los ensayos de prevención secundaria estuvieron incluidos para la comparación 3 (dos ensayos) y la comparación 4 (cuatro ensayos más dos ensayos adicionales que fueron excluidos de los análisis principales debido a las inquietudes publicadas con respecto a la confiabilidad de los datos).
Ningún ensayo informó los costos ni la calidad de vida relacionada con la salud.
Conclusiones de los autores
Los estudios en curso pueden en definitiva, proporcionar más certeza en el futuro.
Finalmente, existe certeza de que la dieta mediterránea proporciona beneficios moderados en los factores de riesgo de ECV en la prevención primaria es moderada, requiriéndose más estudios para asegurar lo que apunta a beneficios en la prevención secundaria.
Fuente
https://www.cochranelibrary.com/es/cdsr/doi/10.1002/14651858.CD009825.pub3/epdf/full