El empleo de microorganismos vivos como prebióticos o probióticos específicos o modificaciones en la dieta pueden ayudar a reducir los síntomas de los pacientes que sufren lupus eritematoso. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por la Universidad de Oviedo y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El trabajo revela que la introducción de bacterias beneficiosas en la microbiota de enfermos de lupus, también conocida como microflora, consigue que se parezca más a la de las personas sanas. Este estudio, que ha sido publicado en Scientific Reports, abre así la puerta a modificar la respuesta de las células inmunes a través de una manipulación terapéutica de la microbiota, lo que permitiría reducir la sintomatología de los afectados. La Federación Española de Lupus estima que entre 40.000 y 50.000 personas sufren la enfermedad en España.
Ana Suárez Díaz, profesora titular del departamento de Biología Funcional de la universidad asturiana y una de las firmantes del artículo, apunta que el estudio ha partido de un trabajo previo, realizado en la institución, que ya había puesto en evidencia diferencias significativas entre poblaciones microbianas en las heces de personas sanas e individuos con lupus.
Microbiotas similares
En esta segunda fase, los investigadores han realizado trabajos in vitro gracias a un método que permite separar la microbiota intestinal del resto de contenido fecal y, al añadir bacterias beneficiosas de distintas cepas, han comprobado que la microflora de los pacientes con lupus y de las personas sanas acaban pareciéndose.
Hemos comprobado que cuando estas bacterias se ponen en contacto con las células inmunes se corrige parcialmente el desequilibrio inmunológico que padecen las personas lúpicas, señala Abelardo Margolles, del Instituto de Productos Lácteos de Asturias en una nota facilitada por el CSIC.
Los resultados del trabajo plantean la posibilidad de cambiar la composición o la actividad de la microbiota mediante el empleo de probióticos, prebióticos o modificaciones en la dieta y mejorar así la situación de estos enfermos, en su mayoría mujeres en edad fértil (entre los 15 y los 44 años), que pueden sufrir gran variedad de síntomas clínicos, como manifestaciones cutáneas, articulares y renales.
Los pacientes no se van a curar, pero es posible que el empleo de prebióticos y probióticos específicos o cambios en la dieta puedan mejorar los síntomas y disminuir las respuestas inflamatorias de los afectados, comenta Suárez Díaz. Si conseguimos restaurar una microbiota sana en pacientes con lupus sus síntomas disminuirán, añade. Tras la fase en el laboratorio, los investigadores plantean que el estudio sienta las bases para realizar ensayos preclínicos y clínicos.
Referencia bibliográfica: P. López, B. de Paz, J. Rodríguez-Carrio, A. Hevia, B. Sánchez, A. Margolles y A. Suárez. Th17 responses and natural IgM antibodies are related to gut microbiota composition in systemic lupus erythematosus patients. Scientific Reports. DOI: 10.1038/srep24072.