La evidencia científica indica que la adherencia al patrón de dieta Mediterránea protege contra el deterioro del estado cognitivo y los síntomas depresivos durante el envejecimiento. Sin embargo, se han realizado pocos estudios en ancianos no institucionalizados.
Antecedentes
Existe una alta prevalencia de depresión en adultos mayores clínicamente diagnosticados o con una sintomatología depresiva reconocida. Según informes entre el 7 y el 49% de la población mayor. A pesar de ello, se estima que el 70-90% de estas depresiones no se diagnostica, o se diagnostica incorrectamente.
La calidad de vida está influenciada por numerosos factores, incluyendo los hábitos alimentación, que son además modificables. Por ejemplo, consumir frutas, verduras, aceite de oliva, pescado y vino (con moderación), son distintivos de la Dieta Mediterránea. Ésta se asocia con la prevención del deterioro cognitivo, menor riesgo cardiovascular y disminución de la mortalidad en general.
¿Podría también la Dieta Mediterránea ser un componente de estratégico de prevención efectiva contra la depresión?
Este patrón dietético parece estar asociado con menores probabilidades de depresión y resultados favorables para la salud mental y física.
El patrón dietético mediterráneo se refiere al tipo de alimentos que se consumen, estilo de vida y costumbres sociales.
Hay una gran cantidad de observaciones y conocimiento experimental mostrando que la función cerebral efectiva depende de una suministro adecuado y constante de nutrientes, y que la nutrición. Particularmente los micronutrientes y grasa poliinsaturada w-3, son clave para el rendimiento cognitivo y el bienestar mental.
El patrón dietético mediterráneo es rico en alimentos vegetales y pescado. Los alimentos vegetales son ricos en minerales, vitaminas y antioxidantes naturales, y el pescado es una buena fuente de w-3.
La población anciana tiene mayor riesgo de recibir niveles insuficientes de estos micronutrientes esenciales para el buen funcionamiento del cerebro, y cuya deficiencia influye negativamente en el rendimiento cognitivo y se asocia con deterioro cognitivo relacionado con la edad y síntomas depresivos.
Objetivo:
Este estudio evaluó la relación entre la adhesión al patrón de dieta mediterránea, el estado cognitivo y los síntomas depresivos en una población anciana de 75 años de vida independiente.
Métodos:
el estudio transversal se llevó a cabo en una ciudad mediterránea (Garrucha, Almería, España) en 79 adultos mayores de más de 75 años (36 hombres y 41 mujeres). La adhesión al patrón de dieta mediterránea se determinó utilizando el test Mediterranean Diet Adherence Screener (MEDAS). La función cognitiva se determinó con el test Mini Mental State Examination (MMSE), y los síntomas depresivos se evaluaron con la Escala de Depresión Geriátrica (GDS).
Resultados:
la mayoría de la población mostró una alta adhesión al patrón de dieta mediterránea y un estado cognitivo y afectivo óptimos. Consumían aceite de oliva como principal fuente de grasa, un elevado consumo de pescado y fruta, y un bajo consumo de carne roja y de alimentos con azúcares añadidos. Se encontró una relación significativa entre las puntuaciones del MMSE y MEDAS. Sin embargo, no se observó relación entre los resultados de MEDAS y GDS.
Conclusiones:
Primero, el patrón de dieta mediterránea se relacionó positivamente con la función cognitiva. Por otro lado, su influencia en la sintomatología de la depresión no resultó clara.
Además, una estrategia eficaz para mantener la función cognitiva y disminuir la sintomatología de depresión podría ser mejorar las tasas de actividad física. Del mismo modo, establecer hábitos alimenticios saludables durante la vida y consumir una dieta saludable con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas mayores.