¿Qué tipo de leche deben beber los niños para evitar la obesidad?
La grasa láctea es un buen aliado para prevenir el sobrepeso en la población infantil. Por ello, se recomienda que a partir de los dos años, los niños beban leche entera.
La obesidad infantil es un problema de salud pública mundial
Más de 41 millones de niños de hasta 5 años tiene sobrepeso u obesidad. Esto puede suponerles un futuro con diabetes, enfermedades cardiacas, o articulares.
En España, cerca de un tercio de los más pequeños tiene kilos de más. Sin embargo, la situación se está controlando a la vista del descenso de la cifra de obesidad infantil. Es la conclusión de un estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha publicado en ‘JAMA Pediatrics‘. En él, se concluye que aunque la prevalencia de sobrepeso infantil es muy alta, las tendencias se han estabilizado en la mayoría de países europeos. Además, advierte que existen diferencias sustanciales entre países en los niveles y tendencias actuales de sobrepeso y obesidad. Destaca la creciente prevalencia en algunos países mediterráneos es preocupante.
Un nuevo trabajo, publicado en ‘The American Journal of Clinical Nutrition’, revela un hallazgo que podría evitar el sobrepeso infantil. La investigación observacional sugiere que mayores ingestas de grasa de leche de vaca se asocian con una menor adiposidad infantil. De este modo, se desestiman las pautas internacionales que recomiendan la leche baja en grasa para los niños, ya que podrían no reducir el riesgo de obesidad infantil.
Al contrario de lo que nos aconsejaban (sustituir la leche de vaca por otras menos grasas) la leche entera es esencial, no sólo durante la infancia sino toda la vida, especialmente en esa edad en que condiciones como la osteoporosis y las deficiencias nutritivas son habituales.
La leche de vaca entera protege frente a la adiposidad infantil
Existen diversas explicaciones para entender como la leche de vaca entera protege frente a la adiposidad infantil. Por un lado, la grasa de la leche remplaza a las calorías vacías de las bebidas azucaradas. Por otro lado, la grasa de la leche podría provocar sensación de plenitud a través de la liberación de determinadas hormonas relacionadas con el apetito como la colecistoquinina o un péptido similar al glucagón, con lo que disminuye el deseo de alimentos calóricamente densos. Además, la leche semidesnatada tiene menos poder saciante, lo que puede llevar a beber más cantidad.
Se pone en cuestión que las leches con menos grasas sean más efectivas a la hora de perder peso, ya que, al ser más ligeras, tiene un menor efecto saciante
Además, la leche entera reporta beneficios cardiometabólicos derivados de los ácidos grasos, como el palmitoleico (un omega-7), que se asocia a menos adiposidad, niveles más bajos de colesterol LDL y triglicéridos en sangre, menos resistencia a la insulina y colesterol HDL más alto.
Fuente
JAMA Pediatr. 2019; 173 (10): e192430. doi: 10.1001 / jamapediatrics.2019.2430
The American Journal of Clinical Nutrition , nqz276, https://doi.org/10.1093/ajcn/nqz276