Tipos de alergia a la proteína de la leche
Podemos distinguir dos tipos de alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV) según el mecanismo inmunológico implicado: la APLV mediada por IgE o alergia clásica, y la APLV no mediada por IgE.
La APLV mediada por IgE ocurre cuando el sistema inmunológico produce anticuerpos específicos, llamados inmunoglobulina E (IgE), que identifican erróneamente a las proteínas de la leche de vaca como un peligro. Esto desencadena una liberación inmediata de histamina y otros mediadores inflamatorios, provocando una reacción rápida tras la exposición al alérgeno. Por otro lado, la APLV no mediada por IgE no involucra estos anticuerpos, sino que se relaciona con la activación de otros mecanismos inmunológicos.
¿Cuáles son los síntomas de la alergia a la proteína de la leche de vaca?
La APLV clásica, mediada por inmunoglobulina E (IgE), genera una respuesta rápida, con síntomas que aparecen en menos de dos horas tras ingerir la proteína de la leche de vaca. Lo más habitual es que esta alergia curse con síntomas cutáneos (inflamación, enrojecimiento, hinchazón), síntomas digestivos (náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal) o asociación de ambos y, finalmente, en los casos más severos, se pueden manifestar síntomas respiratorios (rinoconjuntivitis, sibilancias) y anafilácticos (afectación de más de un órgano y anafilaxia, una reacción de hipersensibilidad grave que pone en riesgo la vida).
Por otro lado, en el caso de APLV no mediada por IgE, los síntomas tras la ingesta del alérgeno tardan más en aparecer (incluso días) y pueden ser crónicos, llegando a afectar el estado nutricional de quien la sufre. Las manifestaciones más frecuentes son digestivas (reflujo gastroesofágico, vómitos, cólicos, sangrado en las heces, diarrea o estreñimiento), incluyendo cuadros definidos como enterocolitis, proctocolitis alérgica o enteropatía por proteínas de la leche de vaca.
La gravedad de estos síntomas, como ocurre en otras alergias, dependerá del grado de sensibilización y de la cantidad ingerida.
APLV en bebés
Un lactante puede estar expuesto a trazas de leche de vaca a través de la leche materna, ya que algunos componentes de los alimentos consumidos por la madre pueden transmitirse por esta vía. Esto significa que el bebé podría estar ingiriendo pequeñas cantidades de proteínas de la leche de vaca, lo que puede desencadenar en una alergia sin generar síntomas evidentes. Sin embargo, cuando se introduce el primer biberón de leche de vaca, la cantidad de proteínas ingerida es significativamente mayor, lo que puede provocar la aparición de los síntomas característicos de la alergia.
APLV en adultos: ¿se puede curar la alergia a la proteína de la leche de vaca?
La alergia a la proteína de la leche de vaca tiene un buen pronóstico. Aproximadamente el 40 % de los niños que la sufren desarrollan tolerancia de forma espontánea antes del primer año de vida, el 70 % lo hacen a los 2 años y hasta el 90 % a los 6 años. Sin embargo, un pequeño grupo no adquiere esta tolerancia espontánea, manteniendo la APLV de adultos, y suelen ser quienes presentan mayor riesgo de reacciones graves, como la anafilaxia.