Relacionan la producción de dopamina y nuestro reloj biológico con comer en exceso, el sobrepeso y la obesidad
¿Qué hace que piquemos entre horas? ¿Deberíamos evitarlo? ¿Qué nos motiva a ello?
En lo que a comida se refiere, vivimos en una época de abundancia. El problema es que caemos con frecuencia en ambientes obesogénicos que se han normalizado. Desde los cumpleaños, día sí día también, llenan la oficina dulces, a los platos precocinados que nos arreglan las cenas, pasando por las famosas app que en un abrir y cerrar de ojos te acercan la comida directamente al salón de tu casa. En estos escenarios cada vez más frecuentes, la comida suele ir cargada de calorías, grasas, azúcares y sal.
Y es que, tenemos normalizadas frases como: ¿tomamos postre, no?, vamos hombre, que un día es un día…”; ¡¿café sin azúcar?¡, no sé cómo puedes …; “pero come, mujer, lo que no mata engorda“ y un largo etcétera. Todo esto, y algo más, está provocando una epidemia generalizada de obesidad en todo el mundo.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Current Biology, ha demostrado que el centro de placer del cerebro que produce la dopamina química y el reloj biológico que regula los ritmos circadianos, están vinculados y que los alimentos ricos en calorías interrumpen los horarios normales de alimentación, lo que resulta en un consumo excesivo.
Los investigadores de la Universidad de Virginia creen que comer en exceso y picotear entre horas, interrumpe nuestros procesos metabólicos naturalmente programados, siendo un factor adicional influyente en el aumento de peso poblacional.
¿Cuál fue la metodología del estudio?
Güllen y sus colegas, trabajaron con ratones para analizar su comportamiento frente a la comida en diferentes situaciones:
- Dieta 24/7. Este grupo disponía de alimentos altos en grasas y azúcares, 24 horas del día todos los días de la semana. Los ratones, comenzaron a picar a cualquier hora del día. El resultado fue ratones obesos y con problemas de salud asociados a la obesidad.
- Dieta normodieta. En este grupo, los ratones fueron alimentados con una dieta normocalírica y adecuada en grasas. Además, estos ratones seguían horarios normales de alimentación y ejercicio. El resultado fue, ratones normopeso que no picoteaban entre horas.
- Grupo sin receptor de dopamina (Drd1). Aquí, los ratones no tenían Drd1, con lo que no encontraban placer al ingerir una dieta alta en grasas. Cuando se les proporcionaba una dieta 24/7, estos ratones sin receptor de dopamina mantuvieron su peso y no desarrollaron enfermedad metabólica. Del mismo modo, no sufrieron la interrupción circadiana asociada a las dietas altamente energéticas.
Ali Güller y su equipo demostraron que la señalización de dopamina en el cerebro gobierna la biología circadiana y conduce al consumo de alimentos densos en energía entre comidas y entre horas.
El centro de placer cerebral productor de dopamina y el reloj biológico que regula los ritmos fisiológicos diarios están vinculados
Algunas conclusiones del autor
Ari Güler ha hablado sobre las conclusiones que se pueden obtener de este estudio en cuanto a la evolución humana y el problema actual de obesidad mundial:
Por un lado, comemos más de lo que necesitamos
En los primeros años de la evolución humana, consumir una gran cantidad de alimentos en un corto periodo de tiempo era una gran ventaja, ya que no era fácil encontrarlos disponibles. Además, los primeros humanos también eran presas potenciales de animales grandes, y esto llevo a una búsqueda muy activa de comida durante el día, y al descanso en un lugar seguro por la noche.
El problema es que ahora no hay hambrunas y la comida es abundante y está a mano. A menudo, escogemos comer alimentos muy ricos en grasas, azúcares, y, por tanto, en calorías, porque tienen buen sabor. Nunca ha sido tan fácil consumir en exceso.
Por otro lado, no respetamos los ciclos diurnos-nocturnos
Hasta hace poco nuestra sociedad no tenía electricidad. El día empezaba al amanecer, se trabajaba generalmente en trabajos activos y al ponerse el sol se dormía. La actividad humana, por lo tanto, se sincronizó con el día y la noche. Hoy tenemos luz las 24 horas, y estamos trabajando, jugando, manteniéndonos conectados, y comiendo, día y noche. Esto afecta nuestros relojes corporales, que se desarrollaron para operar en un ciclo de sueño-vigilia programado para la actividad diurna, la alimentación moderada y el descanso nocturno.
Este estilo de vida con luz y comida disponible en todo momento cambia los patrones de alimentación y afecta la forma en que el cuerpo utiliza la energía. Altera el metabolismo, como muestra este estudio, y produce obesidad, lo que conduce a muchas enfermedades
El momento en que comemos es tan importante como la cantidad de alimentos que ingerimos. Las calorías consumidas entre las comidas o en horas extrañas se almacenan como grasas, y acaban originando problemas de salud. Por ello, una caloría no es sólo una caloría y contar calorías para mantener un peso adecuado, no basta.
Fuente
Intramed
Ali D. Güler et all. La señalización de dopamina en el núcleo supraquiasmático permite el aumento de peso asociado con la alimentación hedónica. Current Biology, Volumen 30, Número 7, 6 de abril de 2020, páginas 1352-1355