La osteoporosis es un problema de salud pública importante ya que se asocia a una elevada morbilidad y mortalidad. En los seres humanos, la masa ósea aumenta constantemente hasta los 20-30 años, momento en el que se alcanza un pico máximo, que compensa las pérdidas que irá sufriendo el hueso a partir de ese momento y, por lo tanto, el riesgo de osteoporosis será menor cuanto mayor sea dicho pico.
Aunque los factores genéticos determinan hasta el 80% del pico de masa ósea alcanzado, los factores ambientales tales como el ejercicio, el consumo de tabaco, el consumo de alcohol y otros factores dietéticos también pueden intervenir y, por lo tanto, influir en el riesgo de presentar osteoporosis.
En este sentido, se ha demostrado que el calcio tiene un papel fundamental en la adquisición de la masa ósea, debido a que los productos lácteos son las principales fuentes de dicho mineral en la dieta y que, además, contienen otros nutrientes como proteínas, lípidos, magnesio, potasio, zinc, vitaminas A, D y riboflavina y otros compuestos bioactivos que también son beneficiosos para la salud ósea se ha fomentado tradicionalmente su ingesta con el fin de mejorar el perfil nutricional de la dieta.
En relación con la ingesta de calcio, aunque existen numerosos estudios que relacionan la suplementación en calcio y vitamina D con menor riesgo de sufrir osteoporosis o fractura de cadera, otros estudios no obtienen estas mismas conclusiones. Esta falta de homogeneidad en los resultados se podría interpretar en base a factores genéticos.
En conclusión, los metaanálisis que incluyen ensayos clínicos aleatorios han puesto de manifiesto, en general, un efecto positivo de la suplementación con calcio para la prevención de la osteoporosis y reducción del riesgo de fracturas, especialmente cuando la suplementación con calcio se combina con la de vitamina D.