Los lácteos son una excelente fuente de minerales, especialmente calcio, pero también de fósforo, magnesio, zinc, sodio y potasio. Los minerales contribuyen, no solo en el valor nutricional a los alimentos lácteos, sino también a su estabilidad. Por ejemplo, calcio, fósforo y magnesio, se encuentran asociados en parte a las micelas de caseína, y otra parte se enuentran en disolución; y la proporción entre ellos condiciona la estabilidad de la leche.
La biodisponibilidad de los minerales presentes en los lácteos de forma natural pueden aumentar durante los procesos de elaboración. Por ejemplo, en las leches fermentadas, debido a la acidez del medio, algunos minerales como el hierro, cobre y zinc pueden formar sales parcialmente solubles, lo que facilita su absorción. En los quesos el contenido en minerales es mayor que en la leche, especialmente cuando se trata de quesos maduros, ya que el contenido en agua es menor.
Cuáles son los minerales presentes en los lácteos
En cuanto al calcio, es el principal mineral de la leche y derivados, proporcionan entre el 55 y 70% del calcio dietético.
El fósforo es un elemento importante en los productos lácteos, aportan aproximadamente el 22,6% del fósforo de la dieta en adultos.
Aunque el magnesio en los lácteos no es tan abundante como el calcio o el fósforo. A pesar de su menor contenido, los lácteos llegan a proporcionar aproximadamente el 16% del magnesio de la dieta.
Los lácteos pueden proporcionar cantidades apreciables de potasio, especialmente la leche y los yogures.
El contenido natural en sodio no es elevado, pero en los quesos puede aumentar significativamente. También contienen cantidades apreciables de zinc.