Los lácteos nos aportan distintos minerales, especialmente calcio, pero también, aunque en menor medida, fósforo, potasio, yodo, zinc, magnesio, selenio y sodio. Los minerales contribuyen no solo al valor nutricional a los lácteos, sino también a su estabilidad. Por ejemplo, calcio, fósforo y magnesio, se encuentran asociados en parte a las micelas de caseína, y otra parte en disolución, y la proporción entre ellos condiciona la estabilidad de la leche.
En general, la composición de la fracción mineral de los lácteos es similar, pero puede variar en función del alimento concreto. Por ejemplo, los quesos (especialmente los más maduros) presentan un contenido más alto de sodio y calcio respecto a la leche o el yogur, por tener el queso un menor contenido de agua, concentrándose así los minerales.
El calcio: protagonista indiscutible
Cuando hablamos de minerales en la leche y derivados lácteos, el calcio ocupa un lugar central. Este mineral es el más abundante en el cuerpo humano y es esencial para la salud de huesos y dientes. Además, participa en procesos vitales como la contracción muscular, la coagulación sanguínea y la transmisión de señales nerviosas.
Un vaso de 250 ml de leche aporta 300 mg de calcio, lo que equivale al 37,5% de las necesidades diarias recomendadas para un adulto sano. Su alta biodisponibilidad lo convierte en una de las fuentes más importantes de este mineral en la dieta, ya que se absorbe mejor que el calcio presente en otros alimentos.
Otros minerales en la leche
Aunque el calcio es el mineral protagonista, la leche también contiene (en menor medida) otros minerales que desempeñan funciones importantes:
- Fósforo: La leche aporta 230 mg de fósforo por vaso de 250 ml, cubriendo un 32,8% de la cantidad diaria recomendada. Este mineral es crucial para la formación de huesos y dientes, además de participar en la producción de energía y el mantenimiento de las membranas celulares.
- Potasio: Con 392 mg de potasio por vaso de 250 ml, la leche cubre un 19,6% de la cantidad diaria recomendada. El potasio ayuda a regular el equilibrio de líquidos en el organismo, mantiene la presión arterial en niveles saludables y es fundamental para la función muscular y nerviosa.
- Yodo: La leche aporta 22,5 μg de yodo por vaso (15% de la cantidad diaria recomendada). Este mineral es esencial para la producción de hormonas tiroideas, encargadas de regular el metabolismo.
- Zinc: Con 0,95 mg de zinc por vaso (9,5% de la cantidad diaria recomendada), el zinc contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, a la síntesis de proteínas y el crecimiento celular y al mantenimiento de la piel, cabello y uñas en condiciones normales.
- Magnesio: Aunque en la leche no es tan abundante en comparación con el resto de minerales, esta aporta 29 mg de magnesio por vaso de 250 ml, lo que representa un 7,7% de la cantidad diaria recomendada. Este mineral es importante para la función muscular, el mantenimiento de huesos y dientes y el funcionamiento normal del sistema nervioso.
- Selenio: Aporta 3,5 μg de selenio por vaso, cubriendo un 6,4% de la cantidad diaria recomendada. Este mineral actúa como antioxidante y ayuda a regular la función tiroidea y el funcionamiento del sistema inmunitario.
Por este motivo, consumir 3 raciones de lácteos al día puede contribuir a cubrir un porcentaje significativo de tus necesidades diarias de minerales.