La leche y los derivados lácteos son un grupo de alimentos que deberían estar presentes cada día y en cantidades adecuadas en la alimentación del ser humano. Las necesidades varían según la edad o la situación fisiológica. La leche es un alimento rico en proteínas de muy buena calidad, en calcio, en vitaminas A, D y en vitaminas del complejo B. Teniendo en cuenta que el esqueleto humano está constituido, principalmente, por proteínas donde se depositan sales de calcio, este mineral es imprescindible para mantener los huesos en buen estado.
Leche y embarazo
La leche cumple un papel fundamental en la dieta de las embarazadas, ya que aporta energía y nutrientes esenciales de alta calidad como calcio, vitamina D y vitaminas del grupo B, entre otros. Su ingesta no sólo mejora el estado nutricional de la mujer gestante, sino que también tiene efectos beneficiosos sobre el crecimiento y desarrollo fetal y sobre la salud de la madre y la del bebé.
Hay situaciones en las cuales las necesidades de calcio están aumentadas como son el embarazo y la lactancia. Un aporte incorrecto de calcio durante estos periodos favorecerá, entre otros problemas, la debilidad ósea y dental, tanto del bebé, como de la madre.
La lactancia requiere un mayor aporte de energía y nutrientes en la dieta. Las necesidades de proteínas, vitamina A, C, E, B6, B12, folato, niacina, riboflavina y tiamina, y de los minerales iodo, selenio y zinc están aumentadas
Un vaso (250 ml) de leche entera proporciona 9 g de grasa, 7,8 g de proteínas de alto valor biológico, 11,5 hidratos de carbono, en forma de lactosa, 300 mg de calcio, 158 Kcal. Todos estos nutrientes son básicos durante el embarazo, tanto para la formación y desarrollo del futuro bebé, como para la salud de la madre. El calcio sólo se absorbe si se encuentra en forma hidrosoluble y no lo precipitan otros nutrientes de la dieta, como el oxalato y el ácido fítico. La mejor fuente de absorción del calcio es la que procede de la leche y sus derivados en los que se encuentra la lactosa y aminoácidos que aumentan su absorción.
Por todo ello, una alimentación apropiada es fundamental para el correcto desarrollo de la gestación y para la salud presente y futura de la madre y del bebé.