El yogur es uno de los lácteos más versátiles. Se obtiene a través de un proceso de fermentación de la leche mediante las bacterias Lactobacillus y Streptococcus. Este proceso de fermentado de la lactosa en ácido láctico permite que el yogur obtenga acidez y sabor. Este derivado lácteo es un producto ideal para personas intolerantes a la lactosa, ya que no les genera trastornos digestivos, al contener una cantidad inferior a, por ejemplo, la leche.
El yogur tiene muchos beneficios y un gran aporte nutricional. Ayuda a fortalecen los dientes, gracias a su contenido alto en calcio, a controlar el peso, debido a su alto contenido proteico que causa saciedad. Regula el tránsito intestinal, evitando las infecciones gastrointestinales y controlando la acidez estomacal. Es un excelente probiótico, porque mantiene el equilibrio de la microbiota intestinal gracias a la presencia de bacterias esenciales que ayudan a una correcta digestión.
El yogur es un producto ideal para deportistas. Su consumo, después de una rutina de ejercicios, ayuda a que el cuerpo reciba la cantidad necesaria de proteínas y carbohidratos para una rápida recuperación física. También es recomendado para quienes estén bajo un tratamiento de antibióticos, porque ayuda en la prevención de los posibles efectos secundarios.
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) coinciden en que el consumo regular de yogures naturales ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunitario.