La panna cotta es uno de los postres más típicos de la gastronomía italiana y que en español significa “nata cocida”. Este dulce recuerda mucho al flan, aunque son postres totalmente diferentes. La panna cotta tiene un sabor más lácteo y presenta una textura más gelatinosa que el flan.
En esta receta de panna cotta vamos a incorporar queso de untar, aportando todavía más cremosidad a la receta. ¡Es irresistible! Una vez la pruebes, querrás volver a hacerla pronto. Se convertirá en un postre ideal tanto para cualquier comida o cena, ¡como para sorprender a tus invitados en casa!
Podrás preparar esta receta en poco más de media hora y podrás acompañarla de diferentes elementos, como mermeladas, fruta fresca o chocolate derretido.
Ya se te está haciendo la boca agua, ¿verdad? Vamos allá, reúne todos los ingredientes y prepara esta sabrosa receta de panna cotta de queso.
Empezamos calentando la nata en un cazo.
A continuación, añadimos la leche, el azúcar, la esencia de vainilla y la leche.
Dejamos cocinarse todos los ingredientes sin que lleguen a hervir.
Antes de que llegue a ebullición, batimos bien todos los ingredientes y bajamos el fuego.
¡Vamos a por la gelatina! Sigue las instrucciones del paquete, aunque lo más común es dejar a remojo en un tazón con agua tibia las hojas de gelatina para que se ablanden.
Las exprimimos un poco para retirar el exceso de agua.
Agregamos al cazo con el resto de ingredientes.
A fuego lento, comenzamos a mezclar bien todos los ingredientes ayudándonos de un tenedor o varillas, hasta que la gelatina se disuelva.
¡Ya casi está todo listo! Vertemos nuestra crema en flaneras y las llevamos a la nevera toda la noche.
Es el momento de elaborar nuestra confitura o mermelada. Comenzamos añadiendo la fruta en una sartén caliente.
Cuando comience a soltar el juego, añadimos un vaso de agua y dejamos que se cocine a fuego lento.
Vamos removiendo poco a poco para que no se pegue la fruta y vamos añadiendo poco a poco el resto del otro vaso de agua.
Cuando consigamos una textura de confitura, dejamos que se enfríe a temperatura ambiente.
La añadimos en un tarro de cristal y la dejamos reposar.
¡Postre listo! Sírvelo en las flaneras o desmóldalas. ¡La presentación es perfecta de ambas maneras!
La panna cotta admite muchas decoraciones. Prueba también con el caramelo o el sirope o confitura de distintas frutas. ¡Delicioso!
¿Quieres utilizar azúcar moreno? ¡Adelante! La panna cotta quedará un poco más oscura, pero igualmente riquísima.
Desmoldar siempre es el paso más difícil, pero en el caso de la panna cotta es muy sencillo: pasa un cuchillo por los lados del molde o, si no consigues que se despegue, introduce unos segundos el molde en agua caliente, como si lo pusieras al baño María. ¡Así se desmoldará súper fácil!
Para la confitura de frutos rojos: